Es, sin lugar a duda, uno de los éxitos de la temporada veraniega de Villa Carlos Paz. Miguel Martín (44), más conocido por su personaje del Oficial Gordillo, llena la doble función diaria que hace de lunes a miércoles en el Teatro Luxor de la villa serrana con su espectáculo Amigo de lo ajeno y eso lo coloca segundo en la tabla de posiciones según las cifras de AADET.
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Simpático, ocurrente y divertido, con su humor auto referencial sobre su vida en su Tucumán natal, Gordillo se ganó el cariño del público y aceptó la invitación de Pronto para desandar su carrera y hablar un poco también de su vida personal. “Es un verano muy lindo, estoy muy contento y no me esperaba semejante repercusión. Supongo que después de la pandemia, la gente está muy ávida de reír y buscando pasarla bien. Vengo hace casi nueve años a trabajar a Carlos Paz y ya saben cómo es mi humor. Solo en 2021 llegué a hacer dos semanas y tuve que dejar por el covid pero desde 2014 hasta ahora vengo a Córdoba de manera consecutiva”, comenta el actor tucumano.
-¿A qué creés que se debe este romance con Carlos Paz?
-Lo que pasa es que el cordobés, que es el que más me viene a ver, y el turista del norte del país que viene mucho por acá, me viene a ver a mí porque se siente identificado por las costumbres y las cosas que cuento. Soy una consecuencia del cordobés porque cuando en 2014 me dijeron que viniera a hacer humor a Córdoba, sentía que era un descaro. No me daba la cara y hasta ese momento solamente trabajaba en Tucumán y hacía humor solo para tucumanos.
-¿Y qué cambió?
-Que acá empezaron a pasar los videos y los audios míos en la radio Cadena 3, que es la más importante de Córdoba. Me dijeron que me viniera porque me estaban pasando en Cadena 3 y fue Mario Pereyra el que me dio manija. Luego me lo presentó a Eduardo Giordano, él a Miguel Pardo y así fue como empezamos a hacer temporada acá. Soy una consecuencia de ellos porque toda mi vida consumí humor cordobés, desde chico. El cordobés me hacía mucha gracia y siempre que venía a Córdoba, iba al almacén y ya disfrutaba de la tonada del cordobés. Lo veía al Negro Alvarez, al Flaco Pailos, a Mario Sánchez, a Cacho Buenaventura, al Sapo Cativa y me compraba también todos sus casettes y sus discos.
-¿Ya sabías que te querías dedicar a esto en aquel momento?
-No. Simplemente consumía humor como una diversión, un hobby. Mi viejo obviamente que me decía: “¿Cómo vas a hacer eso? Te vas a morir de hambre”. Mi papá, que falleció en 2009, era sodero y mi vieja ama de casa. Mi viejo no me llegó a ver laburando de esto tan fuerte y por eso en el espectáculo muestro una foto de él. Era muy gracioso, tenía mucho carisma y como decía Jim Carrey, mi papá también fue un humorista frustrado. Lo veía con sus amigos y con la familia haciendo reír mucho con sus payasadas. Creo que mamé eso y como a él le gustaba el humor, me lo transmitía a mí.
-¿Tuviste otros trabajos hasta que la pegaste con el humor?
-Sí. Soy analista de sistemas. Laburé en computación, en vender computadoras desde los 20 años hasta los 28 en San Miguel de Tucumán. A los 28 años, decidí irme a Buenos Aires a probar suerte con trabajo de computación. A la par, hacía castings, pegué varias publicidades de extra y como ahí me fue mal porque no me entendían mucho la tonada, me pegué la vuelta. No estaba de moda la tonada norteña y me decían: “Cualquier cosa que necesitemos, te llamamos”. No me fue bien y volví a Tucumán.
-¿Y qué hiciste?
-Como me había quedado sin laburo porque había renunciado para irme a probar suerte a Buenos Aires, empecé un programa de humor tucumano a nivel local. Eso me dio la chance de presentarme en pequeños bares, luego en teatros chicos, medianos, grandes, muchas fiestas los fines de semana y así llegué hasta este presente.
-En este show aparecen nuevos personajes.
-En general, Gordillo y mi mamá están siempre pero lo que no se repiten son las temáticas. Ahora, mi mamá en este show nuevo le festeja el cumpleaños de 15 a la hija que nunca tuvo. Hay mucha interactividad con el público, ella hace subir al escenario a la hija y Gordillo presenta un detector de mentiras para ver si hay algún mentiroso en la sala. ¡Siempre se pisan solos y es muy divertido! Después hay un personaje choreado a Piñón Fijo que se llama Panam Fijo; es una mezcla de Panam con Piñón y por último un Gordillo glamoroso que cuenta la relación con su señora, que tenía otra clase social y ella es arquitecta mientras que yo el único certificado que tengo es el de nacido vivo.
-Hablando de señora, te acompaña tu familia.
-Sí, estamos instalados en una casa muy linda y ellos aman Carlos Paz. Para mis hijos estar acá son dos meses de vacaciones, de pileta y de amigos nuevos. Acá en Córdoba no se acaban las actividades con los chicos así que eso está buenísimo. Juan Pablo tiene 10 años y Lucía, 8. Me acompañan al teatro desde muy chicos y les encanta aunque el más grande ahora está en la época de la timidez un poco. En los primeros shows, que están por YouTube, siempre lo hacía contar un chiste al final del espectáculo. La nena no, es súper tímida.
-¿Y tu esposa qué hace?
-Es arquitecta, diseña casas y hace decoraciones en Tucumán. Se llama Soraya, como Soraya Montenegro, la mala de la novela María la del barrio. La que dice la frase: “¿Qué hacés besando a la lisiada? ¡Maldita lisiada!”. Llevamos 15 años juntos: 13 de casados más dos de novios. Es tucumana y nos conocemos desde muy chiquitos porque su abuela y su mamá eran de Famaillá, el pueblo en el que nací. Ella era de San Miguel pero iba todos los domingos a visitar a su abuela, que vivía a la par de mi casa. Ya ahí me gustaba Soraya y yo le tiraba con todo.
-¿Cómo empezaron a salir?
-Con el tiempo porque yo me fui por un lado, ella por el otro y nos encontramos de grandes. Ella tenía 28 años ya, yo tenía 30 y la invité a salir. En mi caso, estaba recién arrancando con lo del humor pero tuve un momento de duda y ella me dijo: “Metele, yo te banco a full pero metele con todo. No vagueés”. Ahí empecé a hacer fiestas, llegó el programa de tele, los teatros y todo lo que fui haciendo. Soraya me re apoya en lo mío y eso es muy importante. Nos pasó como en la serie Friends: si nos encontrábamos solteros a alguna edad, nos íbamos a casar. ¡Y nos casamos en Tucumán!
-¿Con calor?
-Siempre hace calor en Tucumán pero ese día de nuestro casamiento no tanto. Nos casamos el 14 de mayo de 2011 y nuestro hijo nació el 15 de mayo de 2012, justo un año después. Con mis dos hijos estamos re bien, ya no tendremos otro. En algún momento tuvimos la intención de ir por un tercero pero ya con nuestros trabajos es muy difícil tener un bebé y desistimos. Preferimos comprar un perrito. Aparte ya tengo 44 años.
-¿Te pesa la edad?
-No porque me siento muy joven de alma. A veces hasta soy infantil en las cosas que hago y me dicen que parezco de 43, ¡así que me pongo contento! ¿Qué proyecto para este 2023? La idea es quedarme aquí hasta marzo haciendo temporada en Carlos Paz y luego descansaré un mes. En realidad, es poco descanso porque arrancan el colegio los chicos y los llevo y los traigo todo el tiempo. Voy a tratar de no laburar en marzo y ya en abril arrancamos la gira. Hacemos de Jujuy hasta Tierra del Fuego, todo el país. Ya estuve en Buenos Aires el año pasado con este show y volveré seguramente al Teatro Opera, que tan bien me recibió.
Por Nicolás Peralta
Fotos: Luis Varela
La entrevista completa con Miguel Martínestá enla edición digital de febrero de revista Pronto, se puede descargar y leer de manera gratuitahaciendo click en este link
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